Foto: Juanmi Ponce
Las montañas dominan algunos de los paisajes más espectaculares de nuestro país y son inspiradoras de escapadas y aventuras en la naturaleza.
Nuestras montañas son importantes, es algo que desde la FEDME tenemos muy presente, en una federación que ya es centenaria y hoy no queremos dejar pasar la oportunidad para crear conciencia sobre la importancia de las montañas para la vida, destacar las oportunidades y limitaciones en el desarrollo de las montañas y crear alianzas que generen cambios positivos en las MONTAÑAS.
Tal día como hoy, hace ya más de veinte años, la Asamblea General de la ONU proclamó el año 2002 como Año Internacional de las Montañas. Desde entonces, cada 11 de diciembre celebramos el Día Internacional de las Montañas.
Los efectos del cambio climático tiene un fuerte impacto en la actividad montañera tanto desde la perspectiva del medio ambiente como en el de la seguridad.
De sobra es conocido como lo glaciares están en franco retroceso o incluso desapareciendo, pero también se vienen observando como el incremento de las temperaturas está provocando un mayor número de caídas de piedras, deslizamientos del terreno o una menor disponibilidad de agua por la reducción de la precipitaciones según áreas o períodos, viéndose ésta limitada a periodos más cortos.
Este hecho está provocando, por ejemplo, que algunas carreras por montaña se hayan tenido que suspender por un riesgo elevado de incendios y también nos llegan noticias como algunos refugios de montaña en zonas alpinas se han visto obligados a cerrar anticipadamente por falta de agua.
Otro de los fenómenos que se viene constatando, es la modificación de rutas en su trazado con la aparición de nuevas barreras, donde antes había nieve ahora aparecen paredes rocosas.
Un futuro no muy lejano traerá consigo restricciones en nuestra actividad, así como repercusiones de carácter económico y social con alteraciones en el flujo de visitantes y deportistas acompañados con fenómenos de masificación, buscando zonas más templadas para el desarrollo de la actividad, con efectos económicos positivos para los residentes pero también con la aparición de conflictos sociales, por el contrario, se puede producir una reducción drástica de visitantes en otras zonas, lo que supondría una disminución significativa de ingresos.
El desarrollo de la práctica deportiva, tanto si son en el medio natural como si se desarrolla en instalaciones cubiertas, suponen un consumo de recursos energéticos con consecuencias en emisiones de CO2 y en la producción de residuos.
Ante el previsible futuro que se nos avecina, los montañeros debemos tomar una postura activa y comprometida para poner freno al avance del cambio climático.
La celebración del XI Seminario de Espacios Naturales y Deportes de Montaña celebrado el pasado 4 de noviembre en Valsaín (Segovia) hace un análisis de la situación actual con propuestas y acciones concretas, en coherencia con nuestro espíritu de conservación de las montañas a través de una práctica deportiva responsable, respetuosa y sostenible.