“Cada persona tiene que buscar el deporte con el que más a gusto se encuentre… no hay que hacer grandes cosas, simplemente hacerlo en la medida que cada cual pueda”.
De niña y adolescente hacía bicicleta. A los 19 años empecé con la espeleología, siendo la cueva Lonné-Peyret en el Pirineo francés la más importante de las que hice, 15 días trabajándola a 717 metros de profundidad con ríos, cascadas, rápidos, etc. Después vino la montaña, me recorrí todo Pirineos, gran parte de Picos de Europa, toda Sierra Nevada, el Atlas marroquí, Alpes…
En 1995 me operaron de cáncer de mama y me mastectomizaron. En ese tiempo dejé bastante la montaña y la natación y empecé a practicar esgrima. Tenía enfrente a un enemigo muy agresivo y demasiadas cosas que combatir, pero con el tiempo regresé a la montaña.
En 2015 me diagnosticaron metástasis en acetábulo, pala iliaca y pulmón que me suponían muchos dolores las 24 horas del día. Me dieron seis meses de vida y tuve que guardar, entre muchas lágrimas, los crampones y el piolet. Acepté la muerte, no había otra.
Pasaron los seis meses y pasó un año y también gran parte de los dolores. Con ayuda pude comenzar a caminar un poco por el monte, en llano, pero ya empezaba a estar en el medio que me daba paz y tranquilidad. De a pocos, como me gusta a mí decir, iba haciendo cada fin de semana un poco más y cuando llegaron las primeras nieves pude desempolvar mis crampones y mi piolet. Ese día lloré de alegría. Iba a probar y todo fue bien. Después cada día mejor. Empecé a hacer tres miles y en el verano del 2018 hice cumbre en el Kilimanjaro, con mis metástasis y tratamiento incluidos.
A día de hoy en 2023 la metástasis continúa (aunque al 50%) y el tratamiento continúa, pero por supuesto, la montaña también continúa. Se puede vivir con cáncer, se puede vivir con metástasis, solo hay que normalizarlo en la vida de cada uno y ayudar con un deporte. Yo continúo con la montaña y la natación, no importa la edad, tengo 72 años y sigo subiendo picos y nadando.
Cada persona tiene que buscar el deporte que más le satisfaga, con el que más a gusto se encuentre y no hay que hacer grandes cosas, simplemente hacerlo en la medida que cada cual pueda, pero ojo, siempre se puede más de lo que creemos.
Ana Velasco Montes
Montañera y superviviente de cáncer