No importa el tiempo que se tarde en alcanzar un objetivo. Lo importante es luchar por los sueños con alegría e imaginación.
Desde mi infancia estoy unida a la naturaleza, a las montañas, a los valles, a los ríos… a la vida. Me emociona descubrir nuevos lugares, paisajes, subir montañas y conocer los seres vivos que las habitan.
A los 31 años me vi en la mesa de un quirófano en Madrid. Cuando desperté me comunicaron que tenía un cáncer de mama bastante agresivo. Una vez aceptada la noticia y controlado el miedo, decidí tomar control consciente de mis decisiones. Me comprometí a luchar por la vida en general y por la mía en particular.
Y…. ¿cuál era y es mi mayor ilusión?, pues estar en las montañas y la naturaleza por supuesto.
De esta forma empezó mi batalla personal contra mi cáncer y el de los demás.
Tras el diagnóstico vino el tratamiento, que consistió en dos años de quimioterapia dura. Cinco años más de terapia hormonal y nueve intervenciones quirúrgicas repartidas en siete años. Un vaciado axilar fue parte de la primera cirugía, que tuvo como secuela un riesgo alto de linfedema en el brazo derecho.
Los médicos me prohibieron casi cualquier deporte: nada de senderismo, nada de mochilas, y de subir montañas ni hablar. Además, me aseguraron que nunca volvería a tener la movilidad previa a la operación.
Fue un momento muy duro, pero decidí luchar para volver a los montes. Busqué diferentes estrategias y soluciones según las limitaciones que tenía en cada momento.
Entrenaba el brazo constantemente y finalmente recuperé el 100% de la movilidad. Sustituí la mochila por riñoneras. Cambié la manera de hacer la mochila para minimizar el peso. Aprendí a controlar y autotratar mi linfedema al igual que otros efectos secundarios que me limitaban mucho en las rutas de montaña.
Me trasladé de Madrid a Extremadura. Primero para trabajar en el diagnóstico precoz de cáncer, y segundo porque vivir en Cáceres me permite tener un acceso más rápido y sencillo a las montañas y a la naturaleza.
Después de 5 años del diagnóstico defendí mi tesis doctoral sobre el cáncer de mama y ovario hereditario. Un documento lleno de esperanza. Enseguida formé parte de varios grupos de montaña extremeños donde tengo grandes amigos y compañeros de aventuras. Ellos son un pilar muy importante en mi vida.
En junio de este año cumplo 16 años de supervivencia al diagnóstico. En ningún momento he dejado de visitar montañas, valles, cuevas, etc. He llegado a cimas y visitado lugares que jamás hubiera imaginado antes. Mi futuro está repleto de ilusión y nuevos retos.
Creo que la vida es un camino lleno de circunstancias diferentes. Unas mejores que otras, pero todas nos enseñan a adaptarnos para superarlas. No importa el tiempo que se tarde en alcanzar un objetivo, incluso a veces hay que dar rodeos. Lo importante es luchar por los sueños con alegría e imaginación.
Adelante, siempre adelante. Ésta es la única esperanza.
Silvia Romero Chala
Bióloga, montañera y luchadora.